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DEL
CORO AL CAÑO, DEL CAÑO AL CORO.
DEL CORO AL CAÑO, DEL CAÑO AL
CLORO |
Parece que ya no se bendice el agua, luego está
claro que el clero
no quiere cloro, si el agua
no es clara.
Recuerdo que de niños íbamos los chicos
del barrio, en el día de Sábado Santo,
con una botella a recoger agua bendita a la iglesia
cercana. Esta costumbre ya no existe. En aquella
época no echaban cloro al agua.
Tal vez el cloro impida que el agua quede
bendecida o bendita. Puede ser que ello
tenga relación directa conque el cloro no
es un gas limpio, inocuo, pues parece que es cancerígeno,
sobre todo cuando se combina con materia orgánica,
creando cloraminas. Es posible que al beber agua
con cloro, éste actúe con la materia
orgánica que es nuestro cuerpo y forme
cloraminas internamente, o previos trihalometanos
(IMU, Abril 1998), que sean abono para un cáncer,
de lo cual todos tenemos células esperando
que se las “abone” para “florecer”.
Conozco
a personas a quienes beber agua con cloro les produce
ardor de estómago. Hay quien no puede beber
agua con cloro con razón, pues le origina
una “repetición de cursos o cámaras”
(ver “cagalera” en el diccionario de
la Real, edición de 1970). Todo lo cual no
es muy bendito, que digamos.
A
nadie le gusta el agua con sabor a cloro,
lo que ha hecho que las aguas minerales hayan subido
a una cota de consumo jamás soñada.
Hay que aclarar que el uso del cloro echado
por sistema al agua para beber se generalizó
a raíz de unas “aguas menores”
hechas en el río Jalón por un
transeunte de África del Norte.
Fue hace ya muchos años, unos 25. Recuerdo
que hubo dos o tres casos supuestamente de cólera
en aquella zona, cuyo posible brote epidémico
se cortó radicalmente vertiendo grandes cantidades
de cloro en dicho río, matando todos
los microorganismos, y de paso a los peces
y, después, legislando que todas las aguas
de los abastecimientos de España estuvieran
cloradas, con cloro residual. Así,
sin recurrir a la Química analítica:
a lo bruto.
En España
parece que no nos fiamos de nadie y se requiere,
hasta en los pueblos con conocidas buenas aguas,
un cloro residual en el agua del grifo casero. No
se aplica nada de lo que me enseñó
mi primer profesor de hidráulica, y el mejor
que tuve, el Ingeniero Juan-Aracil, sobre los bacilos
de coli y otras bacterias fáciles de detectar.
Parece
extraño que no se hayan enterado
en otros países de que el cloro debe aparecer
con olor y sabor en los caños de las viviendas
y de los hoteles. Hace unos años fui a Suecia
al Seminario del Agua y me extrañó
que un país tan adelantado no suministrara
agua con buen cloro residual por los grifos y caños.
Me dijeron en el Departamento de Aguas de
Estocolmo que ellos echaban el cloro en origen,
pues sacaban el agua de un lago, y que no tiene
por qué haber cloro residual en los caños
y grifos de las viviendas. ¡Que no quieren
coro, digo cloro en el caño!. Tal vez estén
preocupados por la naturaleza cancerígena
del cloro o de sus compuestos. No son como nosotros,
los españoles, que no nos importa
que el cloro pueda ser cancerígeno o no;
somos así de chulos.
He visitado pueblos de España en donde extraen
el agua, supongo que vieja de centenares o millares
de años (mal llamada fósil, pues no
está dura, sino líquida), que procede
de profundidades a decenas o centenas de metros
bajo tierra, donde el agua ha sido filtrada y bien
filtrada por las tierras arcillosas y es de suponer
que salga extremadamente pura. Pues bien: tienen
la obligación de clorarla. Dice,
algún alcalde, que no tienen conocencia
de que se mire el agua para saber si tiene bichitos.
Por lo que pienso que se debería cambiar
la ley y no exigir
que se clore por sistema, pues ya
desapareció en el acto aquella supuesta epidemia
de cólera de hace 25 años. Recuerdo
lo que nos decía el profesor de hidráulica:
que no se clore por clorar. Nuestra salud merece
que se analice la necesidad y forma de clorar el
agua. Aunque hay alcaldes cautos,
que han simulado echar cloro diseminando botellas
vacías en el entorno del depósito
o en la captación del agua, para que las
vea esa persona que cobra un buen sueldo de Sanidad
por hacer algo que ellos -los alcaldes cautos-
consideraban inútil. También suele
ocurrir que los vecinos sigan yendo por agua, para
beber, a los manantiales y agadones tradicionales.
Si el agua lleva exceso de cloro, parece que el
menor mal, observable, es que empiece uno a quedarse
calvo, como nos dijeron que ocurrió en un
pueblo de la provincia de Toledo, “de cuyo
nombre mejor es no acordarse”. Trabajar sin
precaución en el manejo del cloro condujo
a la muerte, en dos meses, a un tío de mi
amigo Fidel; empezó a manifestárse
la enfermedad que yo llamo “cloritis cancerosa”
dejándolo sin guedejas, sin necesidad de
tonsurarse ni de que lo motilaran. Siempre he pensado
que a quien se le tendría que “caer
el pelo” es a quien legisla en plan prepotente,
sin prestar atención a la ciencia esclarecedora.
De aquí se infiere que no conviene lavarse
la cabeza con agua que contenga cloro, para no quedarse
calvo.
Este
propuesta podría ser tomada como objetivo
de alguna ONG (Organización No Gubernamental,
que están de moda y proliferan como los hongos)
por esos farmacéuticos sin fronteras,
veterinarios sin fronteras, médicos sin fronteras,
médicos mundi, médicos del mundo,
etc, que se olvidan de que en España también
hay centenares de miles de problemas graves
de salud. Y que no es oro todo lo que queremos
que reluzca en otros paises (Ver nota al final).
Yo ya llevo muchos años haciendo ver a varios
organismos la necesidad de cambiar la ley de cloración
sistemática, a mi modo de ver dictatorial,
y en lo que no tengo ningún interés
económico; sin embargo, necesito ayuda de
esas ONGs para que apoyen que se clore de una manera
científica, sólo cuando haga falta
y echando la cantidad necesaria de cloro para que
no lleguen restos a nuestros caños y se combine
con las células orgánicas de nuestro
cuerpo, por si pudiera formar entonces las cancerígenas
cloraminas. Si hace falta limpiar las cañerías,
pues que se clore una vez cada cierto número
de meses, avisando de antemano a la población.
Mientras tanto,
es probable que la doble intención florezca
repitiendo, con una ligera modificación,
unas cuantas veces, con rapidez, aquel estribillo
popular en mi tierra hace muchos años: Los
mozos del pueblo de al lado corrieron al toro del
caño al coro, del coro al caño, del
caño al .....cloro, del cloro al caño,
del caño al cloro, del cloro al caño.....
-Aunque no se bendiga ya el agua, sí
que podemos en España, al menos, rezar para
que Su San- idad actúe científicamente.
O sea: no hay que echar cloro sólo por NECES(an)IDAD,
sino cuando sea NECESA(nita)RIAMENTE.
Nota
sobre las ONGs:
Véase el libro “The Road to Hell”: The
Ravaging Effects of Foreign Aid and International
Charity” escrito en inglés, que
se puede traducir por “La
Ruta Hacia el Infierno: Los desastrosos efectos
de la ayuda exterior y de la caridad internacional”.
Autor Michael Maren. Publicado por Free Press
en 1997. El autor, Maren, ha trabajado como
cooperante de ONGs durante 20 años,
en campos de refugiados de distintos países.
Recomienda que no se ayude por ser
contraproducente, ya que contribuye a que
haya más refugiados, más hambrunas
y más víctimas, explicando el
por qué, tras tantos años de
experiencia propia.
Véase también “El agua
en el siglo XXI”, por M. Mateos, Revista
de Obras Públicas, Pág. 81 y
82, Abril 1998. Trato sobre el deterioro que
está sufriendo el planeta, o Ser Tierra.
Introduzco el término “geocancer”
para designar al máximo animal depredador:
el ser humano. No satisfechos de los destrozos
que hacemos los de la llamada “civilización
occidental”, nos ha entrado la manía
(o la moda), más o menos aventurera,
de que nuestra civilización y desarrollo
es lo más adecuado para todas las etnias;
así podemos llevar en cooperación
mundial la gran labor del destrozo vital del
Ser Tierra, el que nos da de vivir a todos,
y cuyos efectos hemos empezado a sufrir en
los ciclos sequía-inundaciones, huracanes,
terremotos, que se verán ampliados
a otros desastres. |
REMEDIOS
AL CLORO. La vitamina C neutraliza
el cloro y las cloraminas. Reacciona en el agua
produciendo cloruro y dehidroascorbato, y se recomienda
echarlo en los rios para que no mueran los peces
por el cloro (que en USA cuesta a granel unas 700
ptas el quilo. Ver UPFLOW, AWWA, Dic. 1998). O sea
echemos unas gotas de limón al vaso de agua.
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