Escritos e investigaciones de D. Manuel Mateos de Vicente menú prinicpal
SALUD
El modelismo anoréxico. Afecta a cientos de miles.
  LA DELGADURRIEZ SEMI INSTITUCIONADA


Una profesión pricipesca (alguna ganan millones)


Me preocupa el protagonismo de esas mal llamadas modelos, a veces hasta oráculos (sin formación cultural algunas) de la política y de otros temas. Habría primero que eliminar la palabra modelo que atrae mucho a la juventud, y es responsable de muchas anorexias (antes se llamaban caquexias). Habría que estudiar a fondo la influencia de las muñecas delgadísimas de ahora, en comparación con los pepones de la época en la que no existía la palabra anorexia. Yo las denomino con los siguientes términos:

Pasareleras, perchantas, andiperchas, perchandantes, perchulas, perchanas, perchonas (de percha y personas, como contracción, mejor que percheronas, aunque su andar me recuerda a veces a tales yeguas), perchimodas, maniquís, maniquíes, modonas, modaleras, modaneras, modantas, modandas, modaras, moderas, PDMs (Presentadoras De Modas), ADMs (Ayudantes De Modistos) o PPPs (Personas de Profesión Pasarelera).
          
            No me atrevo a llamarlas “modelos” porque lo considero un insulto a todas las mujeres realmente modelo. Tales personas me parecen tenedores vestidos, pues sus huesos deben pinchar. Además tienen un andar destartalado, ridículo (aunque sin lo último) y una mirada de mala leche, en general claro está. Con el frontal femenino dejado en casa, en el plato de la escasa manduca (o tal vez con tanta hinchazón labial artificial no les quede, a algunas, boca para ingurjitar algo).

            Además, modelo, para los de mi quinta, eran aquellas que se desnudaban delante de un escultor. Todos mis amigos de aquella época querían ser escultores, o tener un amigo escultor, pues era la única forma de refocilarse, visualmente claro está, con las formas de una mujer. Recuerdo que en una época en Ávila ponían multas a aquellas que al salir de una piscina (sólo para mujeres, claro) o de bañarse en un río, no se ponían un cubrelotodo (guarras que eran, decían).

            Si mal no recuerdo a la hora de hacerse el Documento de Identidad las mujeres del “otro” vivir tenían que informar de su profesión. Ponerlo claramente estaba mal visto y sugirieron poner “modelo” (Así: esculturables de un golpe). Al fin y al cabo también se desnudaban, pero delante de un escultor sin pincel, ni brocha, aunque pareciera que otra "cosilla", del que las veía en tal atuendo, semejara a un pincel o mejor a una brocha.

            Viene últimamente la industria de los modistos, o modistas, que según mi amigo Emilio nos quieren dar un modelo (aquí si que vale) de mujer machirola, sin-teticas y sin n algo, nalga, nada magreable. Emilio me dice que así acabaremos todos en la acera de enfrente, que es lo que, dice, quieren algunos, para tener mayor elección, o erección, no me acuerdo de cual de los términos empleó.

            Como los modelos son las ropas pienso que de ahora en adelante se elimine tal denominación, y se favorezca las que menciono más arriba. Parece que la Sociedad se está hartando, jartando, de ver tanto hueso pinchante por las implicaciones de tipo anoréxico que están transmitiendo a nuestra siempre esperanzadora juventud.

            Además se debería recurrir a la etimología y de esta manera no habría oído lo que me dijo la señora Antonia de México (pronunciado Méjico), del Estado de Oaxaca (pronunciado Oajaca) de que su hija tenía una enfermedad de reyes por aquello de la Ano-regia, antes llamada Caquexia. Dada la implicación escatológica de los prefijos de ambas palabras es preferible no usarlas. Así no tendriamos esos diagnósticos que me recuerdan a los chamanes como “patología anoréxica”, se debe identificar la enfermedad, que no “patología”= ciencia de las enfermedades, por un nombre que lo entiendan personas de todas las culturas; además si ahora nos sentimos mal y se nos dice que tenemos una patología, ¿seremos patólogos o estaremos patólogos?. En definitiva que es mejor llamarla “delgadurriez”. Espero que vuelva aquello que decían nuestras abuelas: “Dame gordura y te daré hermosura”. O lo que me recordó Alberto, el del Cubo: “No hay mejor espejo que la carne sobre el hueso”
 

Otra opinión :
 
Helene Christiensen opina que "es una simplicidad culpar a la moda de la anorexia" (ABC, 14.5.2001, Pág. 85). Dice "que muchas veces se debe a que son chicas que tienen carencias afectivas, que no tienen el apoyo y cariño de sus padres". En efecto, estamos en una sociedad en la cual las madres son generalmente trabajadoras fuera del hogar; los hijos llegan a las cinco de la escuela y no encuentran a nadie en casa, hasta horas después. Llegarán unos padres cansados de la "dura" jornada de trabajo no teniendo apenas tiempo para intercambiar palabras, o afecto, con los hijos. El resultado puede ser jóvenes esqueléticos, sin fuerzas, que se nos pueden caer en la calle o el metro, y a los espectadores nos surgirá la duda sobre que hacer, pues el aspecto nos hará creer que es un drogadicto que se ha caído dormido. Pero su madre se habrá "realizado".