En
España parece que mueren al año 10
personas por picaduras de avispas (aparecido
en “A tu salud”, suplemento de “La
Razón”, 31-7-2003, por R. Serrano).
Hay que reconocer que es una forma poco fardona
de morir y los familiares lo suelen ocultar y recurrir
a lo más lógico: accidente de tráfico
aéreo, en un vuelo o en un aterrizaje (las
avispas vuelan).
Nos relataban lo que suele ocurrir cuando somos
alérgicos con amplios detalles incluidos
vómitos, hinchazones, caer en coma y muerte
y parece que hay 600.000 alérgicos a las
avispas en España (uno de cada 67). Después
de leerlo no te quedan ganas de salir al campo,
lo que trataré de remediar, apoyándome
en mi experiencia personal y casi fatídica.
Estaba un día, allá por el 1960 regando
mi jardincito de estudiante, anejo a mi casa tipo
“guerra”, de hojalata corrugada que
la Universidad Iowa State había comprado
de excedentes de la guerra de Corea. Debí
de llenar de agua algún nidal de una de las
muchas variedades de avispas (pequeñas estas,
pero con mucha mala leche, perdón veneno).
Sentí que varias me picaron en los tobillos,
alguna seguramente en una vena pues en pocos minutos
me empecé a sentir mal; a medida que iba
pasando el tiempo me sentía peor, se me hinchó
la cara y me picaba todo el cuerpo. Yo no quería
reconocer que ello era grave pues provenía
de las picaduras de unos insectos pequeños
y despreciables, pero mi mujer insistió en
llevarme al hospital. Llamó a un amigo nuestro
que tenía coche y ya en el trayecto empecé
a vomitar y al entrar en el hospital pasé
a mejor vida, que duró como un día
pues a base de oxígeno y otras artes médicas
impidieron que cumpliera con mi misión final
de pasar al mundo de la Claridad Suprema.
Lo que se omitía en los medios de comunicación
es qué hacer cuando te pica una avispa o
cuando entra una en tu coche. Esto es muchas veces
mas necesario que solamente informar. Primero he
de aclarar que no todas tienen venenos mortíferos,
pues en España me han picado varias en los
últimos años, yendo en moto y no he
sentido ningún síntoma de tipo alérgico;
lo mismo con las abejas españolas.
Si aparece una avispa o abeja yendo en coche conduciendo,
o como pasajero, lo mejor es no hacer caso, que
ya se irá. O parar el coche y bajar las ventanas
hasta que vuele al exterior. Nunca hacer aspavientos
pues las puede irritar. En el campo lo mismo, y
mejor no llevar ropa vistosa ni haberse pringado
con perfumes que puedan atraer también a
los tábanos, (tabarros en mi tierra) abejas
o mosquitos, que, dicho sea de paso, no tienen preferencia
y lo mismo te atacan sean caros o baratos los perfumes.
Si nos pica una, conviene llevar una jeringuilla
de poner inyecciones, sin aguja; mejor una jeringuilla
de veterinario que tiene una boca muy ancha. Aplicar
el extremo abierto al sitio de la picadura y absorber
el posible veneno tirando hacia arriba del émbolo
de la jeringuilla. El mismo procedimiento
sirve para picaduras de otros insectos, víboras,
etc. Para aumentar la sección de “chupón”
de la jeringuilla se puede añadir la cabeza
de la aguja (una vez cortada por donde se une con
la aguja). ¿Por qué tengo yo que informar
de esto?