Se
quejan muchos amigos, jóvenes y viejos de
dolores de espalda, a la altura de los riñones.
Cuando estudié la asignatura sobre seguridad
en el trabajo nos dijeron que al levantar algo,
aunque no fuera pesado, lo hiciéramos flexionando
las piernas y con la columna vertebral sin moverse,
o sea sin cambiar de posición. De esta manera
eliminamos uno de los dolores de espalda más
comunes.
Otro
puede derivar de la manera de dormir, del colchón
o de la almohada. Cuando yo era niño todos
los colchones eran de lana, que se solían
«varear» una vez al año por un
señor cuya profesión era colchonero.
Estos colchones de lana se han ido sustituyendo
por otros con mecanismos más o menos complicados
y de durezas variables, desde muy blandos a muy
duros, desde rígidos a los que ahora toman
la forma del cuerpo.
Hasta
fechas recientes nos recomendaban los doctos dormir
con una tabla bajo el colchón. Creo que esto
se puso en práctica porque no se vareaban
los colchones a su debido tiempo o porque algunos
somieres cedían con el uso y y se formaban
huecos (que se eliminaban al colocar una tabla sobre
los somieres).
Los
colchones de lana había que varearlos en
España una vez al año. No así
en Francia y me he enterado de que la diferencia
era en que los de Francia tenían con la lana
una cierta cantidad de crines de caballo, que conservaba
el cardado de la lana por mas tiempo.
Puedo
citar que la mujer de mi amigo Javier, a sus 30
años tiene dolores de espalda cuando duerme
en Madrid, pero no así cuando va al pueblo
y duerme en un colchón de lana. Yo creo que
es porque la lana se adapta mejor al cuerpo …
lo que parece que han entendido los fabricantes
de colchones. Mientras tanto una solución
puede ser hacer algo parecido a lo que recomiendo
cuando se viaja en coche, aunque últimamente
anuncian la existencia de una nueva generación
de colchones.