Las
personas “de cierta edad” se suelen
quejar de dolores en el cuello, sobre todo al levantarse
de la cama por la mañana. Como he llegado
a esa cierta edad he decidido llevar a cabo experimentos
personales caseros, físicos no medicinales.
Cada uno tenemos un pie distinto y sufrí
durante toda mi vida de los zapatos que compraba
… hasta que tuve la necesidad de comprar un
nuevo par poco tiempo después de llegar a
Estados Unidos. Se acabaron entonces mis sufrimientos
a lo largo de 28 años, pues en aquel país
tienen hasta 11 anchuras (AAAA, AAA, AA, A, B, C,
D, E, EE, EEE, EEEE) para cada modelo de zapato.
Mi anchura suele ser la “E” con la cual
puedo salir con los zapatos puestos sin que a los
10 minutos tenga que quitarlos por causa de alguno
de esos múltiples roces de los que gozaba
en España. Pues lo mismo que cada
uno tiene un pie distinto también tenemos
un cuello distinto, pero las almohadas no están
hechas para cada cuello.
Al estar en la cama nuestras 8 horas legales de
reposo diario, la cabeza tiene su apoyo y los hombros
el suyo y queda entre ambos el cuello que suele
quedar “colgado” y con la fuerza de
la gravedad van cambiando de lugar, muy lentamente,
nuestras vértebras del cuello (ahora las
“cervicales”). Cuando somos jóvenes
no notamos nada pues tardan años en deformarse
debido a la postura “camera” poco “ergonómica”
(o sea sin tener en cuenta las curvas de nuestro
cuerpo). Mas, cuando llegamos a esa cierta edad
se han ido acumulando las pequeñas deformaciones
y hasta acentuando con más rapidez dando
lugar a ese motivo de tantas charlas en los establecimientos
geriátricos (o sea residencias de ancianos).
Los resultados de una mala postura pueden verse
a cualquier edad: la tortícolis. Esta resulta
de haber dormido en una posición en la cual
las vértebras del cuello estaban reviradas.
Mi recomendación es que alguien desarrolle
una tesis sobre las posturas que adquieren las vértebras
del cuello a ver si podemos conseguir que lleguemos
a la vejez y nos levantemos de la cama sin dolores
en esa parte tan importante de la columna vertebral,
que es de suponer que tenga repercusiones y haya
conexión con otros dolores del cuerpo o aún
con enfermedades. Mientras eso ocurre lo que yo
estoy haciendo es usar una almohada que se adapta
a mi cuello, lo mismo que hace Alberto con mis pies
al hacerme un par de zapatos.